A mí que me gusta cazar, probar y disfrutar de los perros al natural y a sabiendas de que alguna vez haya alguno que quiera igualmente disfrutar de la caza para sí mismo, normalmente no tengo que trabajar los perros en cuanto a la caza se refiere.
Quiero decir con esto que dos conceptos básicos de obediencia
son suficientes para que asuman el liderazgo y la jerarquía en mí y tengan claro su estatus en la manada.
Las órdenes que deben tener bien claras y obedecer sin titubeos con seguridad y sin ansiedad son la llamada y el quieto y con ellas soy capaz de, después de trabajarlas en salón, manejar mis tres o cuatro perros a la vez que es como me gusta cazar. Una perrita de 10 meses introducida en las cacerías sin que la conociesen mis perros está poniendo a prueba todo ello y gracias al trabajo de salón, está siendo más fácil la integración al grupo ya que la perra se paseaba como por el patio de su casa por entre las muestras y patrones y el quieto bien establecido, ha tenido que ser reforzado en algún sujeto y a su vez, ha facilitado la llegada a la caza de la nueva perra, que en pocas salidas, ya contacta con la caza. Una vez que termine la temporada y su desarrollo físico y psíquico nos lo permita, trabajaremos con ella la llamada y el quieto y estará en condiciones de ser manejada prácticamente al natural y sin perder iniciativa.
Quiero decir con esto que dos conceptos básicos de obediencia
son suficientes para que asuman el liderazgo y la jerarquía en mí y tengan claro su estatus en la manada.
Las órdenes que deben tener bien claras y obedecer sin titubeos con seguridad y sin ansiedad son la llamada y el quieto y con ellas soy capaz de, después de trabajarlas en salón, manejar mis tres o cuatro perros a la vez que es como me gusta cazar. Una perrita de 10 meses introducida en las cacerías sin que la conociesen mis perros está poniendo a prueba todo ello y gracias al trabajo de salón, está siendo más fácil la integración al grupo ya que la perra se paseaba como por el patio de su casa por entre las muestras y patrones y el quieto bien establecido, ha tenido que ser reforzado en algún sujeto y a su vez, ha facilitado la llegada a la caza de la nueva perra, que en pocas salidas, ya contacta con la caza. Una vez que termine la temporada y su desarrollo físico y psíquico nos lo permita, trabajaremos con ella la llamada y el quieto y estará en condiciones de ser manejada prácticamente al natural y sin perder iniciativa.